Carta abierta a quien inventó los juguetes ruidosos

Querido(a) inventor(a) de los juguetes ruidosos: Solo quería tomarme un momento de mi apacible y silencioso día (jajaja, claro) para enviarte esta humilde carta… llena de admiración, asombro y una pizca —solo una pizca— de sarcasmo. Primero que nada, ¡bravo! Realmente te luciste. Porque no cualquiera se despierta un día y dice: “¿Sabes qué necesita el mundo? Más juguetes que griten, canten y lloren a las 3 de la mañana, cuando todos deberían estar dormidos… excepto la bebé poseída por el espíritu del llanto infantil.” Gracias a ti, ahora tengo una sinfonía constante en mi sala. Entre el tambor que no tiene botón de apagado, el teclado que tiene más luces que un antro y el unicornio que canta con entusiasmo sospechoso, mi casa se ha convertido en un centro de estimulación sensorial y auditiva permanente. ¿Relax? ¿Qué es eso? Yo ya no escucho mis propios pensamientos, pero sí sé que “La granja de Zenon” ," La vaca lola", y el "ABCD..." .

No quiero olvidarme del detalle más brillante de todos: esos juguetes que se activan solos y aparte en medio de la madrugada (jajaja). Nada como caminar por la casa en la oscuridad, pisar una sonaja demoníaca y escuchar una risa que claramente viene del inframundo. ¡Una experiencia espiritual, realmente! Y por “espiritual” me refiero a que el alma se te sale del susto, o que estas dormida y empiezas a escuchar un llanto medio curioso, y viene a ser la bebé poseida con el espíritu del llano infantil. Tampoco puedo ignorar tu talento para crear juguetes con volumen inajustable. Porque claro, ¿para qué poner un botón de volumen si podemos simplemente gritarle al niño desde la cocina: “¡BAJALE A ESE COSA!”, sabiendo que es imposible? Pero, hey… en el fondo, te agradezco.

Gracias por enseñarme a meditar en medio del caos, por entrenar mi paciencia al estilo Maestro Shifu y por recordarme cada día que el silencio es un lujo… uno que ya no tengo, pero que aprecio con el alma. Con cariño (y un ligero tic nervioso), Una madre con el oído aturdido y la paciencia del Dalai Lama en proceso de formación. P.D. Si estás pensando en sacar una línea de juguetes silenciosos, avísame. Me interesa invertir.

Atte. Mamá desesperada y necesitada de silencio.

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